Tuesday, May 18, 2010

Esquizofrenia

La esquizofrenia es una enfermedad mental que se caracteriza por una forma anormal en percibir la realidad. El significado etimológico de la palabra "esquizofrenia" es "mente dividida" o "mente fragmentada": del griego "skhizein", partir o fragmentar, y "phrenia" que significa mente. Este significado etimológico define a la enfermedad, ya que una persona que sufre de esquizofrenia carece la integridad o entereza mental para enfrentar todas las vicisitudes o circunstancias de la realidad, interprentándola en forma distorcionada y fragmentada; para un esquizofrénico la realidad se torna "persecutoria".

Algunos de los síntomas de la esquizofrenia son: alucinaciones auditivas (el paciente escucha voces), paranoia, delirios, ilusiones, conversaciones incoherentes, carencia de empatía (afectividad aplanada), aislamiento de la sociedad, déficit cognitivo etc. Muchos esquizofrénicos perciben que hay un ente oculto en alguna parte que observa y escudriña sus pensamientos y los expone al mundo. La enfermedad puede comenzar en los hombre entre los 17 a 25 años, y en las mujeres entre los 22 a 35 años. Estos datos son estadísticos, y no absolutos. Hay que recordar que cada paciente es un caso aparte. Ciertas experiencias vividas durante la infancia, incluyendo el abuso o traumatismos, también han sido implicadas como factores de riesgo de un diagnóstico de esquizofrenia en la adolescencia o adultez joven. La paternidad o maternidad no puede considerarse responsable de la esquizofrenia de un hijo, pero las relaciones disfuncionales pueden contribuir a incrementar el riesgo de padecer esta enfermedad.

El primer médico en estudiar la enfermedad fue Emil Kraepelin en 1887. Este psiquiatra alemán llamó a esta enfermedad dementia praecox. Sin embargo, el psiquiatra suizo Paul Eugen Bleuler sugirió en 1908 que el nombre era inadecuado, porque el trastorno no era una “demencia”, es decir, no llevaba necesariamente a un deterioro de funciones mentales como en la demencia senil; muchos pacientes sí mejoraban y además, ocasionalmente se presentaba por primera vez en personas maduras. Propuso entonces el nombre con el que se conoce el trastorno hasta hoy. Bleuler sugirió la palabra “esquizofrenia” para referirse a una falta de integración de diversos procesos psíquicos, como percepción, memoria, personalidad y pensamiento lógico. Sugirió también que los síntomas podían dividirse en fundamentales, si estaban presentes en todos los pacientes y durante toda la evolución del trastorno, y accesorios. Los síntomas fundamentales de Bleuler constituyen “las cuatro A”: 1) Asociaciones laxas del pensamiento; 2) Afectividad aplanada; 3) Ambivalencia; 4) Autismo.

Los síntomas accesorios son las ideas delirantes o delirios, alucinaciones, alteraciones del lenguaje y la escritura y los síntomas catatónicos. Hay que notar que aquellos síntomas que llaman más la atención (como los delirios y las alucinaciones) Bleuler los considera “accesorios”. Esa diferencia es adecuada, porque la gravedad del trastorno está vinculada justamente a las características de laxitud asociativa y aplanamiento afectivo y autismo, los síntomas fundamentales de Bleuler.

Clasificación de la esquizofrenia

Si bien históricamente la esquizofrenia en Occidente ha sido clasificada en simple, catatónica, hebefrénica o paranoide, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales contiene en la actualidad cinco tipos de esquizofrenia: 1) tipo paranoide, donde predominan los sentimientos de persecución, delirio de grandeza y alucinaciones auditivas delirios—el DSM exige que no haya desorganización en el lenguaje ni afectividad inapropiada o plana; 2) tipo desorganizado o hebefrénica, en la cual predomina el discurso y comportamiento desorganizado sin ningún propósito, así como una afectividad inapropiada o plana; 3) tipo catatónico: con importantes alteraciones psicomotoras tales como la flexibilidad cérea (como muñeco de cera), que puede llegar hasta el estupor catatónico, conllevando a una incapacidad para cuidar de sus necesidades personales; 4) tipo indiferenciado: hay síntomas psicóticos, pero no cumplen criterios para los tipos paranoide, desorganizado ó catatónico; 5) tipo residual, donde los síntomas positivos están presentes tan sólo a baja intensidad.

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