El sistema inmune ocular, o sistema inmunológico ocular, protege al ojo humano de infecciones y regula los procesos de sicatrización luego de una herida. El interior del ojo carece de vasos linfáticos pero está altamente vascularizado, y muchas células inmunes residen en la úvea, incluyendo macrófagos, células dendríticas, y mastocitos. Estas células del sistema inmunológico ocular combaten las infecciones e inflamaciones intraoculares que se pueden manifestar como consecuencia de una uveitis, iritis, o retinitis.
La córnea del ojo es un tejido inmunológicamente muy especial, ya que se encuentra expuesta en forma constante al mundo exterior. De modo que es vulnerable a una amplia gama de microorganismos al tiempo que su superficie de mucosa húmeda la hacen particularmente susceptible a los ataques. También carece de un sistema vascular que transporte glóbulos blancos. Es por ello que la defensa inmunológica es una tarea dificil. Sin embargo la repuesta inmune de la córnea viene de los tejidos vascularizados que la rodean, como los procesos ciliares, como así también de células de repuesta inmunológica que residen dentro de la córnea como los queratocitos, que son fibroblástos de la córnea. Otro componente del sistema inmune ocular de la córnea son las lágrimas que limpia su superficie cuando ésta es atacada por micropartículas.
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