La neuropatía óptica isquémica es un daño en el nervio óptico causado por una obstrucción en los vasos sanguíneos que lo irrigan. Esta enfermedad oftalmológica puede provocar una ceguera permanente si el daño en el nervio óptico es irreparable, pues es el nervio que transmite las imágenes que se graban en la retina hacia el lóbulo occipital. La neuropatía óptica isquémica es denominada o clasificada según el tipo de vaso sanguíneo que se obstruya, ya que el nervio óptico anterior es irrigado por la arteria ciliar posterior corta y la circulación coroidal, mientras que el nervio óptico retrobulbar es suministrado intraorbitalmente por el plexus pial, el cual da lugar a la arteria oftálmica, a la arteria carótida interna y a la arteria cerebral anterior.
Es por ello que se puede clasificar dos tipos de neuropatía óptica isquémica: 1) neuropatía óptica isquémica anterior, o no arterítica, que afecta la parte anterior del nervio óptico y el disco óptico y que generalmente causa una rápida pérdida de la visión en un ojo; se caracteriza por un infarto de las fibras del nervio óptico. 2) neuropatía óptica isquémica posterior, o arteritica, que provoca una repentina pérdida de la visión en ambos ojos con una subsecuente atrofia óptica.
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