Se conoce como neurolépticos a los medicamentos utilizado para tratar la esquizofrenia, paranoia, diferentes formas de psicosis, y depresiones. Conocido también como antipsicóticos, actúan en el cerebro haciendo desaparecer las alucinaciones y delirios en los enfermos esquizofrénicos. Se han desarrollado varias generaciones de este fármaco. La primera es la de los neurolépticos típicos, descubiertos en los años de 1950. La segunda generación constituye un grupo de neurolépticos atípicos, que fueron descubiertos más recientemente y de mayor uso en la actualidad.
Ambos tipos de antipsicóticos, los típicos y los atípicos, tienden a bloquear los receptores de la vía de la dopamina en el cerebro. Algunos efectos colaterales incluyen la ganancia de peso, agranulocitosis, discinesia y acatisia tardía. Entre los neurolépticos más conocidos figuran: haloperidol, clorpromazina, flufenazina, risperidona, quetiapina, aripiprazol, y clozapina.
Farmacología de los neurolépticos
La farmacología de los antipsicóticos clásicos es la siguiente: 1) son eficaces sobre los síntomas positivos de la esquizofrenia; 2) su acción antipsicótica se ejerce al bloquear los receptores dopaminérgicos D2; 3) tienen muchos efectos adversos, sobre todo extrapiramidales. Antipsicóticos atípicos: 1) su acción antipsicótica se ejerce no sólo por el antagonismo de los receptores dopaminérgicos D2, sino también por los de serotonina, histamínicos y muscarínicos; 2) presentan un espectro de eficacia mayor, incluyendo los síntomas negativos y positivos; 3) ocasionan menos efectos adversos incluyendo una baja incidencia de efectos extrapiramidales, además de una mínima afectación de la prolactina y otras hormonas.
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