La hipertensión arterial es el incremento de la presión arterial por encima de 140/90 mmHg en forma crónica. Es uno de los principales problemas de salud pública en países desarrollados afectando a cerca de mil millones de personas a nivel mundial. La hipertensión arterial es fácil de detectar, sin embargo, tiene complicaciones graves y letales si no se la trata a tiempo.
La hipertensión produce cambios hemodinámicos, macro y microvasculares, causados a su vez por disfunción del mismo endotelio vascular y el remodelado de la pared de las arteriolas de resistencia, responsables de mantener el tono vascular periférico. Estos cambios, que anteceden en el tiempo a la elevación de la presión, producen lesiones orgánicas específicas, algunas de ellas definidas clínicamente.
También se puede definir a la hipertensión arterial como el nivel de presión que sea capaz de producir lesión cardiovascular en un paciente determinado. Este umbral está por encima de 140/90 milímetros de mercurio (mmHg). Por otra parte es obligatorio hacer una valoración global de riesgo para cada persona, enferma o no, para calcular las cifras de presión que deberían considerarse “seguras” para ella.
Algunos de los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de la hipertensión arterial incluyen la obesidad, el consumo de alcohol, el stress, alto consumo de sal de mesa, es decir cloruro de sodio.
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